Está claro que los suplementos alimenticios son tendencia.
Tan evidente como eso es que generan beneficios millonarios… pero, ¿consiguen esos enormes beneficios también en la salud? Una pregunta que los expertos se han hecho, y que repasamos hoy en el blog.
Partimos del acuerdo de que los suplementos no sustituyen una nutrición adecuada, por lo que han de ser siempre un complemento. ¿Hasta qué punto pueden resultar de utilidad?
¿Cuándo se deberían tomar suplementos alimenticios?
Lo más importante a la hora de incorporar suplementos alimenticios de forma segura es consultar con un profesional de la salud.
Eso quiere decir que un médico podrá asesorar al respecto, claro. No obstante, idealmente debería ser un nutricionista certificado quien indique la necesidad (o no) de utilizarlos, en qué cantidad, de qué tipo, con qué alimentación y por cuánto tiempo.
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¿Entonces no puede tomarlos cualquier persona?
La respuesta es un rotundo no.
Es crucial que sean los profesionales de la salud quienes guíen a la persona o paciente en su uso y adecuado aprovechamiento.
A menudo se comete el error de consumir suplementos sin considerar factores importantes debido al desconocimiento. Esto puede suponer un riesgo para la salud o la cartera, porque:
- Existe la posibilidad de interacciones peligrosas y muy reales con medicamentos, como podría ser mezclar algo tan inofensivo como el magnesio con fármacos psicoactivos (ya que multiplica sus efectos hipnóticos).
- También puede suceder que los suplementos no sean aprovechados por el organismo, y de desechen. Esto sucede en muchos casos en los que el sistema excretor se deshace de ellos: por ejemplo, si se consume vitamina D sin acompañarla de un alimento alto en grasa (ya que es liposoluble).
Por eso, si se busca aprovechar el potencial de los complementos de este tipo, es importante buscar un asesoramiento experto. ¡No vale el consejo de cualquiera!
Ni siquiera si promete aquello de “es que a mí me fue muy bien”, también conocido como “esqueísmo”. Un peligro para el cuerpo y para la economía de la persona, ya que algunos suplementos alimenticios son costosos.
Suplementos alimenticios durante el embarazo y la lactancia
Una situación muy habitual en la que se recomienda el uso de suplementos alimenticios es el embarazo y la lactancia.
Durante esta época de la vida, las mujeres experimentan una increíble demanda de recursos, que han de ser movilizados para nutrir adecuadamente al bebé.
En concreto, es cada vez más frecuente que se recomienden la vitamina B9, así como otros ácidos grasos esenciales, calcio y vitamina D en lugares poco soleados.
No obstante, la clave para la salud de la gestante y su pequeño será siempre la alimentación, y no los complementos.
¿Pueden los niños usar suplementos? ¿Y los ancianos?
En ciertas épocas de la vida se desaconseja el uso de complementos alimenticios, como sería el caso de la infancia, pubertad y adolescencia, salvo por indicación clínica.
Al margen de esto, las estructuras del cuerpo se deterioran con el paso de las décadas. Por eso, es muy habitual que se recomienden suplementos para ancianos, que a menudo incluyen ácidos grasos poliinsaturados Omega-3, Ginkgo biloba, fosfatidilserina, vitamina E, ácido fólico o vitamina B12 con el objetivo de preservar la función neurológica.
En estos casos, resulta especialmente importante vigilar las interacciones con medicamentos para evitar problemas.
El concepto de la absorción y la biodisponibilidad: la clave del éxito en los suplementos alimenticios
En un mundo de soluciones rápidas para problemas complicados, a menudo las personas se vuelven hacia los suplementos alimenticios buscando un milagro.
Y si bien es muy cierto que a menudo ayudan y potencia la salud y bienestar, no es menos cierto que pensar en ellos como una fórmula mágica que lo resuelve todo supone un error. Hemos de considerar siempre que:
- Cada suplemento tiene su vía de absorción, que a menudo implica una alimentación completa. De nada sirve tomar vitamina B12 si nuestra dieta no los incorpora de forma natural, por ejemplo.
- Incluso con una absorción correcta, el concepto de biodisponibilidad significa la capacidad que nuestro organismo tiene para acceder a lo que incorpora el complemento alimenticio. Por eso, no es lo mismo tomar un suplemento de malato de magnesio (menos biodisponible) que otro de citratato de magnesio (más biodisponible).
En suma, la clave de los suplementos alimenticios o, mejor dicho, de su éxito, es que se conozcan bien sus propiedades. Asesorarse bien y elegir los adecuados es una forma excelente de cuidar nuestra salud. Hacer lo contrario sólo llevará a las personas a quemar el dinero y poner en riesgo ese bienestar que persiguen.